jueves, 8 de octubre de 2009

La pequeña judía que tenemos dentro.


El diario de Ana Frank, es el segundo libro más leído sólo después de la Biblia y desde que en Estados Unido se hizo la adaptación para teatro, se ha llevado un pedazo del encierro de la familia Frank al escenario, y la vemos crecer durante esos dos años, desde sus once años hasta los trece, la vemos enamorarse de Peter, preguntándose si es bonita y siendo la única que trata de rascar la más mínima que experiencia que llamara a lo que vivían como vida.

La obra está en el teatro Fernando Soler del Centro teatral Manolo Fábregas, cumplió 200 representaciones develaron la placa Martha Higareda –lo cual fue emotivo pues la función la dio su hermana menor Miriam– entonces las dos terminaron llorando, Ernesto D´alessio que quiso dar una especie de discurso y pues le faltaron palabras, creo que si muchos actores a veces ruegan por un apuntador, pero en fin.

Durante dos horas me adentré a ese mundo, sufrí con ellos, la dirección de Iona Weissberg, es bastante buena, maneja impresionante el suspenso, el drama y sobre todo la vida que Ana se inventa y pone en movimiento a todos los personajes.

Al principió dude ir, porque creo que todos hablan del holocausto como si hubieran salido de un campo de concentración nazi, y me preocupaba el tratamiento que tuviera la adaptación pero lo cierto es que es maravillosa sobre todo para las nuevas generaciones que no leen y pueden tener a Ana dando en carne y hueso relatándoles su historia, una historia lejana, cuyos tormentos y dolores siguen vagando por el mundo, recordando la amenaza latente del retorno de regimenes como el nazismo, sobre los abusos del poder y la falta de humanismo.

Me sentí judío por un momento, me sentí perseguido y amenazado a cada momento de las escenas.

Vale la pena alcanzar la temporada y no dejar pasar está puesta en escena

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