jueves, 22 de enero de 2009

Burbujas en Reforma

Desde el poema de mi buen amigo Javier/Aureliano/Monk pero sobre todo Bri, que tituló: “A ustedes que mueren en lo alto” un poema preciso y absolutamente hermoso que nació de ver las burbujas en su vaso, me grabó la imagen de la fragilidad de una burbuja y de su atrevimiento a volar si sabe que va a morir reventando en el aire.

Y el trabajo de mi Bri, inspiró este texto.


Los capitalinos somos más propensos a problemas cardíacos, según reza un estudio de reciente publicación y el crucero de Reforma con Insurgentes es uno de los más pesados todos los días, a la gente le pesca el alto a la mitad del crucero, interponiéndose al camino de todos, sólo ganando mentadas de madre, yo tuve que meterme al carril del metrobus, para esquivar a un loco que se pasó el alto y casi me lleva de corbata, y que decir de los peatones que deben de pasar los mismos sortilegios.

Pero a un vendedor se le ocurre echar burbujas en la esquina, no lo hace por amable, lo hace para vender su ventilador que dispara burbujas y éstas vuelan por el cielo se estampan para desvanecerse en los autos, en el rostro de la gente y sucede algo mágico… surge una sonrisa, brota lo bello de tocar una burbuja, que aunque es de aire, nos gusta tocarlas para probar si son reales, para probar si no vemos ilusiones y aunque sabemos la respuesta, lo hacemos, y ellas chistan y desaparecen, rápido, tardan más en llegar que en lo que las reventamos.

Nunca he visto vender al vendedor, le convendría más vender cigarros sueltos al pobre, pero sigue haciéndolo, sigue recordándole a la gente a la mitad de ese ajetreo lo sensible que somos, nuestra fragilidad, nuestras aspiraciones de volar, nuestro deseo que aquello que nace para nosotros nos encuentre, aunque lo hayamos dejado de buscar.

En las horas del tráfico, siempre procuro pasar por Reforma y ver a esas burbujas, unas me tocan, otras no, pero paso para recordarme que si es para mi, algún día me tocará.


El PRI del siglo XXI

Inspirado por los cambios que el país necesita, por las campañas en donde dicen que la política está abierta a los jóvenes, hacen congresos, para decir “!Arriba los jóvenes!” y por las lecturas que se hacen con el panorama político hablé a las oficinas del PRI, para entrar a un curso de política que instauró Beatriz Paredes, con el fin de alentar a los jóvenes a participar en las decisiones  del país.

Pero esto fue lo que encontré:

-       Hola buenas tardes, ¿me podría dar informes de la escuela de cuadros?

-       Ay permítame un segundo… pero no hay lugar

-       Yo sólo quiero saber los requisitos para entrar

-       ¿Perteneces al PRI?

-       No, nunca he militado en ningún partido, pero mi bisabuelo fue de los fundadores del PNR

-       A ver espérame un momento… pues te vas a tener que esperar

-       ¿Entonces no puedo saber los requisitos de cuando empieza o cuando puedo volver a hablar?

-       No, es que son datos que no tenemos, visita la página de Internet

-       Pero ya entré y  no dice nada por eso les estoy hablando

-       Lo que si, es que para entrar tienes que ser militante, porque no vienes a trabajar y le ayudas al partido

-       ¿Y no sabes hasta cuándo abre otro curso?

-       Uy como en unos dos años

-       ¡Dos años! ¿y no hay cursos extra o algo?

-       Déjame ver… no te sabría decir, pero mira mejor ven al partido, afíliate de una vez y cuando haya un lugar ya ves que se necesita para la escuela

-       Ok… gracias.

Evidentemente esto no me desalienta, pero si me llama la atención como pese a todos los esfuerzos que pretende hacer la cabeza en este caso Beatriz Paredes (que me ha tocado entrevistarla) no se logra contagiar a los que están más abajo en la cadena de obligaciones, la verdad me quiero quedar con ese pensamiento, a pensar que el PRI no ha cambiado en nada y sigue ahuyentando a la gente común y corriente que desea hacer algo simple, breve o corto pero al fin, siente la necesidad de hacer algo y eso es un lujo que ninguna fuerza política que se haga llamar del siglo XXI se puede dar el lujo de despreciar.

domingo, 11 de enero de 2009

En mis novelas...

En mis novelas perdí la razón y me dejé llevar por las mieles que ofrece la imaginación ilimitada, por esa chispa de palabras que al momento de ser escritas o leídas, se hacen realidad en la mente de quien las mira.

Es por eso que en mis novelas me entrenaste, me puliste, me ayudaste, te hice mia, fuimos compañeros, hubo la cercanía que jamás existió en la vida real, y ahí fue donde caí en el error, donde un paso nervioso, cayó al vacío y te imagine otra, te hice otra, es por eso que al verte con la luz del sol, me dolió más que ochenta piquetes de abeja en las manos que cavaron mi tumba.

Pero no te preocupes, volví a nacer, por aquella promesa de un ser más sabio que nosotros dos, de que el día siempre llegará después de la noche, pero ya entiendo que escribía novelas para inventarte realidades, para inventarme una vida contigo, y al usar ese gran poder en cosas tan estúpidas, decidí escribir otras.

Lo dulce se puede hacer amargo y hoy confío en que lo amargo se haga dulce, hoy te digo adiós a mi manera, y a mi forma, porque fueron mis palabras las que te inventaron y deben ser las mismas las que te manden al demonio, y está perfecto porque termina como empezó con una novela que jamás leíste y con un blog que jamás visitarás.