martes, 27 de octubre de 2009

Antro


Me cae de nuevo la madrugada y estoy sólo otra vez, con mi teclado, un cigarro suelto –para no caer en el vicio- y un café que se me enfría. Tú de seguro, estás en un antro, rodeada de gente, que te ve, que te aborda, que te tocan y yo también estoy contigo, aunque no me veas, pues con cada letra que tecleo es como si te acariciara con mis propios dedos, como si te quisiera arrullar y proteger de este mundo.

- ¡No vayas por esa senda! – Te grito – porque yo ya estuve ahí.

Busqué la felicidad en un antro, y cometí la torpeza de también buscar el amor en un lugar a oscuras, con música ensordecedora.

¿Qué tú lo encontraste ahí, me dices?

¿Qué entre el ruido de la noche, en un susurro su nombre te cautivó?

¿Qué en todos los días de verme a la cara con la luz del día, no encontraste lo que buscabas?

Pues yo he buscado en muchos lados, un amor como el tuyo, o ya de pérdida un poco de felicidad, la busqué en mi iPhone recién traído de Hawai y hackeado por un amigo.

La busque en los mensajes cursis de messenger, probé escribirte “preciosa” y compaginar con los nicks de mis amigos.

Probé con el alcohol y con la música, probé de nuevo con el alcohol pero ahora sin música, hasta he llegado a intentar sin el alcohol.

Creo que he buscado la felicidad en tantas partes y es por eso que te digo que no cometas los mismos errores que yo.

Quédate con él, no me busques, pues no me necesitas, no te pierdas en multitudes de caras desconocidas, no pierdas tus noches pensando en alguien que te olvida en un segundo, no compres cosas buscando remplazar el vacío que te deja la falta de amor puro.

Creo que mi búsqueda sigue mientas la tuya ya tocó puerto, pero si algún día te das cuenta que todo lo que has vivido en este tiempo fue producto del alcohol, o del humo de una noche, y quieres regresar a lo que me harté de gritarte en la luz del día, no intentes volver a buscar tú felicidad en mi.

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