viernes, 20 de noviembre de 2009

Café, insomnio y creación.


“La mujer es como una buena taza de café:

la primera vez que se toma, no deja dormir.”

Alejandro Dumas.


Humeante, de silueta apetecible y cadenciosa que me hipnotiza y me distrae de mis letras, que vagan por mi cabeza sueltas, como los niños en un restaurante familiar, que van descalzos por todo el lugar mientras la madre les grita que se controlen, que sean educados, que piensen en lo que dirá la gente. La taza de café es el único gancho que me recuerda, al verla, que está aquí para que escriba tranquilo, la tengo junto a mi Mac, para hacerme compañía, en esta noche larga –que últimamente se me hacen más cortas– me distraigo en lo oscuro que es mi café, como si me bebiera la noche, o me pusiera a propósito en la puerta de un hoyo negro que me hará desaparecer.

Pasan los minutos, que se hacen horas, que se podrán leer en mi cara para el día siguiente, no me gusta admitirlo pero sufro de insomnio, y ese es mi pretexto para escribir, no soportaría una noche viendo televisión, Dr. House termina a las una de la mañana y me desespera lo que queda después, visito los mismos sitios en Internet, me gusta leer más de día, ya no fumo, antes sí salía al jardín y fumaba viendo a las estrellas pero ahora me encierro, con el monitor enfrente y mi taza de café al alcance de la mano –derecha– ¿qué otra cosa puedo hacer?

Definitivamente no amarte, no acompañarte, tú has hecho todo lo necesario para que estemos alejados, amas a otro y yo no puedo amar a nadie más, baso mi amor personal en los objetos míos que he logrado darles vida, prefiero estar así, por dulce y suave que sea tu contacto, por bello que sea tu cabello, por blanca que sea tu piel y por mucho que me iluminen, tus ojos. Esos ojos.

No escribo de día y no puedo escribir de noche porque ponen la tele como si fuera cantina, puede ser en la madrugada, pero la ironía es que mi cuerpo ya casi no aguanta ese ritmo de dormir tarde y levantarse temprano, prefiero sacar fuerzas del café aunque si te das cuenta, eso hace que ya no pueda ni soñarte.

Publicado en Mediaciones.

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