Creo que de las políticas más odiosas y que más ha perseguido a los mexicanos, es la ley de espacios libre de humo.
Cuando empezaba la ley si prendías un cigarro en un antro, corrían a decirte que lo apagaras, o en un bar, a los empleados en oficinas los presionaban para que no fumaran en los pasillos. En fin la presión que se ejerció sobre los ciudadanos comunes y corrientes ha sido una que no se ha visto jamás.
Pero, ¿qué pasa si el señor Secretario de Gobernación y la Gobernadora de Yucatán deciden echarse un cigarrito?
Yazmín Rodríguez de El Universal, con su lente nos da la respuesta.
Se lo echan en lugares cerrados y sobre todo justo abajo de un letrero de no fumar. Creo que así sabe mejor.
Es bueno ser el Secretario de Gobernación.
¿No les parece?
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