jueves, 28 de enero de 2010

La opción C

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Con esta van dos veces, que tengo la misma conversación en mi vida, la primera fue con mi gran amor, yo tuve un poco de culpa en vez de hacerlo espontáneo y preguntarle si quería una relación conmigo, me esperé a llevarla a un gran evento, que según yo en la parte final con la pirotecnia –bien romántico– le iba a hacer la gran pregunta de mi vida.

Ella jamás lo supo pero ajuste mis horarios en el periódico, en la escuela y todo para poder estar más tiempo con ella, para enseñarle con pruebas que estaba dispuesto a todo para que lo nuestro funcionara, más sin embargo días antes de este esperado evento, ella me comentó que había conocido a alguien, fue ligue de antro, no me preocupo en lo más mínimo, según yo la conocía a la perfección, era mi alma gemela –los dos leímos el libro entre otros– reconocíamos nuestras almas en los ojos del uno y del otro, pero en una comida, maldita comida, que me dijo de este otro, y me comentaba su indecisión que yo tome como una advertencia para que me apurara, me decía que no sabía que hacer, que no era guapa –aunque yo la veía hermosa– que no había nadie ahí para ella, y pues que no sabía que hacer, así con esas palabras, le explique que aunque tengamos en la mesa un vaso con agua, no por DESESPERACIÓN nos lo íbamos a tomar, quizás sin saber que en la esquina nos íbamos a tomar con un manantial, que no se desesperara y se lo dejara al tiempo, total el evento sería en una semana. Llegó a la cita todo fabuloso genial, y justo en el momento clímax de la noche, me dice que ya le había dado el sí, al otro, pero que lo podía cortar en cualquier momento, el mundo que hice se cayó en mil pedazos, le ganó el gran dicho “nunca digas de agua no has de beber” pues ella bebió y ahora se va a casar feliz de la vida.

Hoy la veo como la niña hueca, bonita que se fabrican por docena, por barata y listo, mi esperanza era más bien recaía en las niñas con más materia gris, que según yo, no tendría esos dilemas o por lo menos los resolvería de una forma diferente.

No fue hasta esta semana que me di cuenta que me equivoque otra vez, en ésta ocasión, una amiga a la que admiro y respeto por su hambre de conocimiento de cultura de arte, de letras, lo mismo va a una exposición de pintura, que a una lectura de poesía o a tomar cerveza al centro, es una chava única y en peligro de extinción, platicaba con otra amiga sobre, su indecisión de volver al tormento con su ex, o irse al plan b, que es un chavo buena onda pero superficial, que aquí entre nosotros, se me hace que es de los que te dicen una cosa por apariencia pero nunca la verdad, le explique con dos vasos de la mesa que no por estar fijada en los vasos se iba a perder la botella del centro, y ahí me di cuenta que todos somos presa fácil de la desesperación, de ese fantasma que nos dice que es urgente que decidamos algo que no tiene ninguna trascendencia, en guionismo explican que si el personaje no tiene que tomar una decisión con urgencia, como sí el ser amada va a morir o se va a subir a un avión para volver jamás, se vería de locos usando el lenguaje melodramático de que el mundo se va a terminar YA.

Entonces a lo que quiero ir con todo esto, sobre todo con las niñas que entran a este Nirvana es que sepan que la desesperación es la peor consejera de todas, mi amiga del caso 2 no sé que decidirá espero se vaya por la opción c, un soberano desconocido que responda a lo que quiera y no a lo que necesite, o en el caso 1 que responda a la urgencia de YA porque tengo tiempo libre y el novio, y las amigas y pendejadas y así, que vaya a terminar en una boda a temprana edad con un pronóstico de divorcio asegurado, o peor que por no querer vivir lo que su mamá –como muchas– le aguante al individuo lo que a él se le ocurra.

En verdad esperen por la opción c, a no ser que ninguna de las opciones a, b, no hagan nada por conquistarlas, tampoco es para que se vayan en busca de la c, d, e, f, g, h, i, j, k. No. Es simplemente responder a esos impulsos con calma, haciendo caso a lo que ustedes y su corazón desea, la opción c, incluso puede ser ustedes, no hay forma más fácil de ser flechado por Eros que concentrado en el viaje de uno mismo, en verdad, si pasamos buscando o necesitando, es como si quisiéramos alcanzar un barquito de papel que con nuestro agitar de mano, simplemente hacemos olas y lo alejamos más.

Sí están en un predicamento de estos vayan por la opción C, aunque no tenga rostro.

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