lunes, 23 de febrero de 2009

Los hombres somos más sensibles que las mujeres.



Definitivamente los hombres son más sensibles que las mujeres, pese a lo que puedan opinar todos ustedes, y es que después de un lapsus brutus que viví me di cuenta que el sentimentalismo de los hombres es uno de los más grandes que puedan haber sobre la faz de esta tierra, pues dependiendo de la persona puede derivar en una noche de borrachera o una vida de alcoholismo, que se convierte en una muleta o en algo necesario para opacar el dolor.

La indisputable sensibilidad de las mujeres parece estar en entredicho, pues los resultados de un estudio muestra que los hombres son más sensibles y vulnerables que las mujeres desde el momento de la gestación, una tendencia que se mantiene durante toda la vida, según la última edición de la revista médica "British Medical Journal".

El psiquiatra británico Sebastian Kraemer explica en esa publicación que los niños tienen más problemas físicos y psicológicos y les afecta en mayor medida el que los padres no los cuiden en la infancia con la atención que requieren.

Más tarde los hombres son más propensos a tener problemas con el alcohol y a padecer enfermedades como el cáncer. "El fracaso de los padres en reconocer la sensibilidad de sus hijos sólo empeora la situación", dice Sebastian Kraemer.

Lo importante del estudio son las consecuencias futuras provenientes de la manera en cómo se educa a los niños. La frase: es cosa de niños, necesita una nueva visión que incluya una sensibilidad mayor por parte de los padres al educar a los niños.

Si los padres comienzan a ser igual de afectivos con los niños como con las niñas, muchos de los trastornos psicológicos sufridos por los niños al ser mayores se podrían evitar.

Eso dice la ciencia y lo cierto es que desde las marcas de la infancia las resienten más los niños, lo  mismo sucede con el amor, una decepción amorosa, dependiendo de la fortaleza puede derribar a alguien, esto también aplica a las hora del enamoramiento nos enamoramos de una sonrisa, de un hecho, de un perfil, de verla con cierta luz, en la que sentimos que se detiene el mundo, dice Cesar Bono, en una parte del magistral monólog “Defendiendo al cavernicola”:

“…pero cuando veo a Paty dormida en la noche me nace la necesidad de trabajar para crearle su espacio donde haga su magia…”

Eso es cursi, mis amigos y todos nosotros al sentir que podemos librar batallas eternas en nombre del amor para conquistarla, ahí esta el ejemplo de Troya, al sentir que ella, equis, merece todo el alcohol del mundo, merece todo nuestro sufrimiento, todo nuestro pánico de entablar una conversación, eso… es una pasión ciega, producto de un ancestral sentimentalismo masculino.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ellas de Venus, nosotros de MArte. Fin de la historia solo que, que venusianas tannecesarias en la vida de un humilde marciano. Yo, por lo menos, jamás podría vivir sin una venusiana.

Fer Garcilita dijo...

Definitivamente colega, la vida no sería la misma y está padre que los de marte sean los sentimentales libradores de batallas.

Gracias por el comentario.

Unknown dijo...

Tomo para no enamorarme y me enamoro, para no tomar. Salud