sábado, 25 de abril de 2009

Enclaustrado















Como un oasis necesarísimo para los sedientos de buena poesía la Universidad del Claustro de Sor Juana fue el escenario para que regresara uno de los recitales colectivos más importantes dentro de la poesía joven de nuestro país, un recital que es muestra de un movimiento que viene fuerte para el futuro de la  poesía mexicana “Poetas de la bicicleta”

Los noveles poetas Ileana Ortiz Rodríguez (Ciudad de México, 1988), Juan Carlos Cabrera Pons (San Cristóbal de las Casas, 1986), María Magdalena Alpizar (Ciudad de México, 1989) y Aureliano Carvajal (Ciudad de México, 1986) fueron quienes invitaron a los subieron a esa bicicleta a todos los asistentes para viajar en entre sus poemas, entre su arte y sobre todo su trabajo.

Para comenzar con este viaje la encargada de abrir la puerta del recital fue Ileana Ortiz Rodríguez que nos mostró un poco de su trabajo por venir, que resaltó mucho en su participación al dar lectura a sus “Soliloquios.”

Siguió el turno para Juan Carlos Cabrera Pons, que su poesía sin lugar a dudas fue una pisada fuerte, fue un despertar y una llamada dentro del recital pues los poemas que escogió para presentarlos demostró no temer al riesgo pues al dar lectura de “Un poema y sus variaciones” basándose en un poema de Jhon Milton, desencadenó todas unas variaciones impresionantes sobre Lucifer, ese ángel caído que dejó un gran sabor de boca entre la audiencia.

El primer ángel cayó. Yo soy aquel ángel primero.
Yo soy Aquél, el escindido, el solitario, el egoísta.
Caí desde la nube más dorada. Dije:
«Que ahora vengas a decir a la profundidad en que discurro
que brillan doradas las nubes a lo lejos;
que vengas a creerte ahora que hay cielos a lo lejos que he perdido
porque se vieron alejarse lentamente en la caída;
que vengas a lo lejos a decirme cualquier cosa,
es un atrevimiento imperdonable, muchacha.
Pero que vengas a creerte aún haber llegado,
y creas haber dicho que llegaste,
y que puedes aún llegar acaso y aún decir, y creas haber llegado y dicho,
eso es sólo el resultado de tu concepción euclideana del tiempo».

Cabe destacar que entre la lectura de cada poeta, Ileana Ortiz interpretaba una pieza breve en chelo, que eliminaba los espacios en blanco para que ese viaje en bicicleta no perdiera su ritmo.

Tocó el turno de María Magdalena Alpizar Díaz, con una poesía bella, sí en su forma y contenido, que nos muestra una selección de poemas seguros, “Techo lleno de estrellas” bien escritos y que la audiencia en un futuro espera verla arriesgarse un poco más.


Techo lleno de estrellas


que se atragantan en mis ojos


buscando el fruto de sus embrujos.


Viene la aurora perdida


Viene olvidada la Muerte


Vienen los ojos cerrados


Las sombras vienen inesperadas.

 

El final del viaje se acercaba y para la vuelta de regreso a la ciudad, el que tomó el manubrio de la bicicleta fue Aureliano Carvajal, un poeta experimentado, que complació a sus seguidores al incluir poemas como “A ustedes que mueren en lo alto”, poemas obligados como “El Ángelus del amanecido”

 

Te nombro Ángelus

para ocultar tu verdadero nombre,

para hacerte originaria de mi boca

y sólo de mi boca residente.

 

Para este punto más de uno de los asistentes estaba al borde del asiento con el puño recargado en la mandíbula hambrientos de más y ahí fue cuando un poema “retro” de Aurelino Carvajal titulado “De cómo don Aureliano el fermoso topose con el Ángelus del medio día e confundiósele con Laura e de lo que acaeçió” y me permito adjuntarles otro verso por la grandeza de vocabulario y la belleza de su forma.


E disse el doliente:

mas tengo l'esperança, oh Laura,

que tornedes a los mis ojos

loçana, enamorada;

e non importa que luego seas partida

sí ante mí algund día fuedes presente

atal como hoy conmigo te mostraras.


Y fue así como el viaje terminó, la bicicleta regresó y todo el público a regañadientes bajó y no pude evitar pensar en un momento en medio de alguna lectura que sonó el claxon de un camión, que me hizo imaginar las voces de esos poetas uniéndose a la ciudad, y la ciudad uniéndose a estos poetas, a una poesía en movimiento y que va derecho en una ruta sin retorno.


2 comentarios:

ileana.ortiz dijo...

¡Muchas gracias por tus palabras! Te mando un gran abrazo.

Fer Garcilita dijo...

Ileana que bueno que te gustó, me faltó un verso de lo que presentaste para el siguiente sitio, estará listo.
Saludos.