jueves, 22 de enero de 2009

El PRI del siglo XXI

Inspirado por los cambios que el país necesita, por las campañas en donde dicen que la política está abierta a los jóvenes, hacen congresos, para decir “!Arriba los jóvenes!” y por las lecturas que se hacen con el panorama político hablé a las oficinas del PRI, para entrar a un curso de política que instauró Beatriz Paredes, con el fin de alentar a los jóvenes a participar en las decisiones  del país.

Pero esto fue lo que encontré:

-       Hola buenas tardes, ¿me podría dar informes de la escuela de cuadros?

-       Ay permítame un segundo… pero no hay lugar

-       Yo sólo quiero saber los requisitos para entrar

-       ¿Perteneces al PRI?

-       No, nunca he militado en ningún partido, pero mi bisabuelo fue de los fundadores del PNR

-       A ver espérame un momento… pues te vas a tener que esperar

-       ¿Entonces no puedo saber los requisitos de cuando empieza o cuando puedo volver a hablar?

-       No, es que son datos que no tenemos, visita la página de Internet

-       Pero ya entré y  no dice nada por eso les estoy hablando

-       Lo que si, es que para entrar tienes que ser militante, porque no vienes a trabajar y le ayudas al partido

-       ¿Y no sabes hasta cuándo abre otro curso?

-       Uy como en unos dos años

-       ¡Dos años! ¿y no hay cursos extra o algo?

-       Déjame ver… no te sabría decir, pero mira mejor ven al partido, afíliate de una vez y cuando haya un lugar ya ves que se necesita para la escuela

-       Ok… gracias.

Evidentemente esto no me desalienta, pero si me llama la atención como pese a todos los esfuerzos que pretende hacer la cabeza en este caso Beatriz Paredes (que me ha tocado entrevistarla) no se logra contagiar a los que están más abajo en la cadena de obligaciones, la verdad me quiero quedar con ese pensamiento, a pensar que el PRI no ha cambiado en nada y sigue ahuyentando a la gente común y corriente que desea hacer algo simple, breve o corto pero al fin, siente la necesidad de hacer algo y eso es un lujo que ninguna fuerza política que se haga llamar del siglo XXI se puede dar el lujo de despreciar.

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